Descubierto el mecanismo que permite a las aves ver los campos magnéticos de la Tierra

El misterio sobre cómo se orientan y navegan las aves podría finalmente resolverse. No es el hierro en sus picos lo que les proporciona una brújula magnética, sino una proteína en sus ojos que les permite «ver» los campos magnéticos de la Tierra. Este hallazgo ha sido obtenido gracias a dos artículos, uno que estudia los petirrojos y otro los pinzones cebra.

La proteína del ojo, denominada Cry4, es parte de una clase de proteínas llamadas criptocromos: fotorreceptores sensibles a la luz azul, que se encuentran tanto en plantas como en animales. Estas proteínas desempeñan un papel en la regulación de los ritmos circadianos. Los criptocromos de los ojos de las aves son responsables de su capacidad para orientarse detectando campos magnéticos, pudiendo detectarlos si hay disponibles ciertas longitudes de onda de luz; específicamente, los estudios han demostrado que la magnetorrecepción aviar parece depender de la luz azul.